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Cuenca y su legado Medieval

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Las hoces de los ríos Huécar y Júcar dan forman a la ciudad y al mismo tiempo tienen los más bellos paseos de Cuenca. Pasear por las rondas, entre las huertas y los chopos, y asomarnos a sus miradores nos darán una primera visión de lo encantadoramente mágica que puede resultar la imagen medieval de esta pequeña ciudad.

Precisamente desde la hoz del río Huécar se obtiene una de las más bellas panorámicas de las Casas Colgadas de Cuenca; una sorprendente formación de casa medievales colgadas en el abismo; balcones de madera que se asoman al vacío sin vértigo alguno, y que fueron construidas allá por el siglo XV y posteriormente rescatadas de su abandono en el año 1926, hasta convertirse, hoy día, en todo un símbolo de la ciudad. Deambular por las calles del centro histórico de Cuenca, dentro de los muros que rodean su casco, es uno de los placeres de esta pequeña ciudad. Callejones, y cuestas que se pierden entre curvas y recovecos, entre plazas que aparecen de repente a nuestra vista, pero que nos conducen, indefectiblemente, hasta las Casas Colgantes.

Y entre cuesta y cuesta, podemos descansar en recoletos rincones, antes de seguir por el entramado medieval de sus callejas buscando monumentos.

Como la Catedral de Cuenca, Nuestra Señora de Gracia, de estilo gótico normando, que empezó a construirse a finales del siglo XII. La fachada, no obstante, fue reconstruida en el año 1902 tras desplomarse una de sus torres. Pero la amalgama de estilo de esta iglesia se entrecruza en su interior, donde las vidrieras, de estilo contemporáneo le dan una luz especial a las varias capillas y rejas renacentistas que en ella existen.

Entre casas blasonadas, un poco más arriba, nos encontramos con las Iglesias de San Nicolás y de San Pedro, y un poco más al fondo, dominando desde las alturas el caso histórico, su castillo, que se remonta al año 784, rodeado de frondosos bosques. Al otro lado del casco histórico, junto al Ayuntamiento, justo al lado de la Catedral, la sorprendente Plaza Mayor, desarrollada en varios niveles. Una plaza que destila una extraña elegancia y sobriedad propia de épocas añejas; balcones en madera, casas nobles, tiendas de artesanía; y con ese aroma a antiguo, nos vamos hacia la plaza que está al otro lado del Ayuntamiento, la de la Merced, y en ella, otro de los símbolos de Cuenca, la Torre Mangana, una antigua atalaya árabe que fue reconstruida a principios del siglo XX.

Es Cuenca, Patrimonio de la Humanidad desde 1996


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